Es como una especie de marcapasos gigante, responsable del equilibrio de la biósfera, hábitat y condicionante común de todas las formas de vida. Se ha verificado que todos los vertebrados y nuestro cerebro tienen la misma frecuencia de 7,83 hertz.
Empíricamente se tiene la constatación de que no podemos estar sanos fuera de esa frecuencia biológica natural. Siempre que los astronautas hacían viajes espaciales se salían de la resonancia y enfermaban. Si se les sometía a la acción de un simulador de ondas Schumann, recuperaban el equilibrio y la salud. Desde hace millares de años los latidos del corazón del planeta han tenido esa frecuencia de pulsaciones y la vida que se desarrollaba en relativo equilibrio ecológico. Ocurre que a partir de los años 80, y de forma más acentuada a partir de los 90, la frecuencia pasó de 7,83 a 11 y 13 hertz.
El corazón de la tierra se disparó. Los desequilibrios ecológicos provocados por esto se hacen notar: perturbaciones climáticas, actividad volcánica creciente y un aumento general de comportamientos desviados en las personas. Debido a la aceleración general, una jornada de 24 horas, es verdad es una de solo 16 horas... Por lo tanto no es ilusoria la percepción de que todo pasa demasiado rápido.
Se puede concluir una tesis recurrente entre los grandes cosmólogos y biólogos de que la tierra es, efectivamente, un superorganismo vivo. De que la tierra y la humanidad formamos una única entidad. Los seres humanos somos Tierra que siente, piensa, ama y venera. Porque somos eso, poseemos una misma naturaleza bioeléctrica y estamos envueltos por las mismas ondas resonantes Schumann.
1 de julio de 2009, 23:15
Muy interesante.Esa sensación vive en todos.
Se nota la diferencia, por ejemplo, cuando miramos una película de los años 70's o precedentes a estos. La tranquilidad y la sensación que transmiten dichas películas es inexplicable.
11 de julio de 2009, 16:16
AAAAAAa guacho cambie de pagina de vuelta.. te agregue a los enlaces como siempre saludos :)
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